Con motivo de mi último post analizando la más reciente película del Studio Ghibli, me resulta oportuno hacer una mención al cine de animación en el blog. Haré un repaso sobre algunos de los principales estudios de animación del mundo, recomendando mi largometraje favorito de cada uno de ellos. Sin embargo, para no caer en lo obvio, trataré de incluir también algunas películas que me han encantado y no tienen el reconocimiento de otras de su misma productora.
El planeta del tesoro (2002)
La mayoría de las obras de Disney, especialmente las antiguas, se han convertido en clásicos de la animación: Blancanieves y los siete enanitos (1937), La bella durmiente (1959) o El rey león (1994), entre muchas otras. Sin embargo, El planeta del tesoro pasó injustamente desapercibida por el público. En una época en la que empezaba a ser común el uso de elementos tridimensionales en las cintas de animación, pero todavía no era una técnica demasiado pulida, Disney salió con la idea de mezclar ambos estilos. Los personajes y espacios cerrados son bidimensionales, pero se combinan con paisajes y elementos en 3D en una aventura con inspiración piratesca (La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson, evidentemente) combinado con una estética futurista y steampunk.
Ficha de El planeta del tesoro en Filmaffinity.
La tumba de las luciérnagas (1988)
El Studio Ghibli es el máximo exponente de la animación japonesa. Posiblemente las obras de Miyazaki y compañía son las que más reconocimiento internacional tienen del país nipón. Para muchos, El viaje de Chihiro es la mejor película del estilo que se ha hecho en la historia. Otras como El castillo ambulante (2004), La princesa Mononoke (1997) o Mi vecino Totoro (1988) ya son parte de la cultura popular. Es precisamente esta última la que opacó a La tumba de las luciérnagas. Ambas películas están pensadas como una dualidad. Trata de comparar las historias de dos parejas de hermanos en dos contextos totalmente diferentes, y por consecuente sus tonos. Mi vecino Totoro es amigable, cálida y nostálgica. La tumba de las luciérnagas, por el contrario, retrata el dolor de un niño que vive la guerra en primera persona. Posiblemente una de las obras más crudas y adultas del Studio Ghibli.
Ficha de La tumba de las luciérnagas en Filmaffinity.
Bichos, una aventura en miniatura (1998)
Cuando Pixar todavía estaba tratando de buscarse un hueco en la industria, y antes de lanzar películas que han formado parte de la infancia de toda una generación, produjo Bichos, una aventura en miniatura. Esta cinta me recuerda a El Principito de Saint-Exupery: cuando eres un niño la ves de una forma, pero cuando vuelves a ella siendo adulto entiendes su verdadero significado. Se trata de una metáfora en la que la sociedad capitalista, la clase obrera revelándose contra la burguesía, la injusticia de la plusvalía y otros elementos son representados mediante una sociedad de insectos. Un 3D cell-shading que ha envejecido relativamente bien para ser del siglo pasado, historias y personajes memorables y un guion sencillo pero sólido posiblemente conviertan esta obra en un clásico, si es que no lo es ya.
Ficha de Bichos, una aventura en miniatura en Filmaffinity.
Robot Salvaje (2024)
Con Dreamworks haré el ejercicio opuesto. En vez de retroceder a su obra más antigua, recomiendo una lanzada en este mismo año. Además, dada su inspiración, me sirve como excusa para mencionar otra cinta que también merece muchísimo la pena: El gigante de hierro (1999), por Warner Bros. Robot Salvaje cuenta con las voces de Pedro Pascal y Lupita Nyong’o, dos actores que pasan por su mejor momento. Se trata de una fábula futurista en la que un robot naufraga y debe adaptarse a su nuevo entorno. Visualmente es impecable, y lanza un interesante mensaje ecologista. Consigue ser emocionante sin abusar de la lágrima fácil y se convierte en una historia de la que se puede disfrutar independientemente de la edad. En mi opinión, una seria candidata para ganar la estatuilla en su categoría.
Ficha de Robot salvaje en Filmaffinity.
Nimona (2023)
Netflix no se está quedando atrás en cuanto a la producción o distribución de historias animadas. La cumbre de los dioses (2021) o El monstruo marino (2022) muestran las intenciones del gigante del cine a la carta de meterse de lleno en este mercado. El caso de Nimona es tal vez el más interesante. Se trata de una historia que Disney rechazó en su día, y Netflix rescató para devolverla a la vida. Cuenta con un estilo visual muy propio, que mezcla con brillantez lo colorido y lo oscuro, o lo moderno y lo clásico. Su historia es bastante más atípica de lo que cabe esperar tras ver el tráiler o leer la sinopsis. Cuenta con personajes muy memorables, con representación LGTB y queer y una ejecución muy meticulosa de los elementos dramáticos y cómicos para que se entrelacen sin llegar a mezclarse. Después de su éxito, quizás Disney se arrepienta de su decisión.
Ficha de Nimona en Filmaffinity.